En ese entonces, la administración de la IT de PDVSA estaba contratada por la SAIC (Science Applications International Corp.), que tenía reconocidas conecciones comerciales y políticas con Dick Cheney, el vicepresidente de George W. Bush, el Departamento de Defesa de los EE.UU. y la CIA.
Durante el paro de las empresas de diciembre del 2002 (conocido como lockout), los trabajadores de la SAIC abandonaron el país, pero antes cambiaron todas las contraseñas y conservaron el control remoto de todos los servidores e n la PDVSA. Eligieron no destruir los datos porque pensaron que regresarían en unos pocos meses, cuando el gobierno de Chávez hubiera capitulado.
De los 4800 administradores de la PDVSA, 200 prefirieron quedarse, y junto con otros menos corruptos decidieron salvar la empresa. Su mayor problema fué justamente la infraestructura informática. Muchos de los servidores de la PDVSA eran servidores Windows que usaban software de base de datos propietarios, como SQL Server.
Eventualmente, y con la ayuda de hackers locales, esos mismos empleados petroleros lograron asegurarse el control de los vitales servidores, salvando así la industria petrolera de Venezuela.
La revolución venezolana es por eso quizás la primera salvada por hackers informáticos, y es por eso que el gobierno de Hugo Chávez está promoviendo tan activamente el uso de Software Libre, principalmente en la administración pública.
El gobierno venezolano no quiere que nunca más una infraestructura vital sea tomada rehén o saboteada por agentes de naciones extranjeras. Y esto no puede ser conseguido con software de código cerrado y propietario, como Windows y su infame backdoor de la NSA (National Security Agency). Aún el software propietario de una fuente confiable es sospechoso de posible adulteración y por lo tanto debe ser rechazado, no sólo por Venezuela, sino también por cualquier nación que desee protejer su propia soberanía.
http://blogs.hoytecnologia.
Microsoft entregaba memos internos de PDVSA a la embajada estadounidense en Caracas, confirma cable de Wikileaks
http://lubrio.blogspot.com.ar/
CONFIDENCIAL - TOP SECRET . E c h e l o n . Por Walter Martínez
En 1948
los aliados anglosajones firmaron un acuerdo secreto denominado Ukusa
cuyo texto y términos aún permanecen bajo siete llaves. Su finalidad era
obtener, procesar y compartir inteligencia estratégica durante la
Guerra Fría de manera de hacer frente a los avances de la exUnión
Soviética. Los miembros del club son la ahora llamada NSA (National Security Agency de los Estados Unidos)[1], el GCHQ (General Communications Head Quarters del Reino Unido)[2], el CSE (Communication Security Establishment de Canadá)[3], el DSD (Australian Defense Security Directorate)[4], y el GCSB (General Communications Security Bureau de Nueva Zelandia)[5]. La NSA juega el papel principal.
Los demás juegan el segundo rol y en un tercer y distante lugar, fuera de Ukusa,
colaboran Alemania, Noruega, Japón, Corea del Sur y Turquía. Algunas
fuentes señalan que quizá China podría eventualmente entrar en el
roster.
l Presidente Harry Truman estableció la NSA en 1952 mediante una resolución presidencial que todavía permanece en secreto. Washington nunca admitió la existencia de la NSA hasta 1957, de igual manera que Londres negaba la existencia del MI6 pese a la fama mundial de James Bond. Las
agencias mencionadas frecuentemente intercambian personal, comparten la
recolección de inteligencia y establecen lineamientos comunes para la
protección de la información clasificada.
Sin embargo la NSA cumple su rol a escala planetaria.
En 1986 la NSA, por ley, fue encargada también de apoyar las operaciones de? combate para el Departamento de Defensa.
La nueva red. La enorme cadena de espionaje creada por Ukusa
en todo el mundo llegó hasta el espacio exterior. Estaciones de escucha
e intercepción en tierra, barcos y aviones de inteligencia recorriendo
el mundo y, finalmente, una nueva generación secreta de satélites
espías. Hoy día, desde su Cuartel General en Fort Meade, entre Washington D.C. y Baltimore, Maryland, la NSA posee la más grande acumulación de equipo y personal calificado del mundo.
Es el mayor empleador de expertos lingüísticos en más de cien idiomas,
matemáticos, codificadores y decodificadores para penetrar los códigos
secretos de gobiernos amigos y enemigos.
Al mismo tiempo, deben proteger el encriptamiento de las comunicaciones de Washington.
Se reparten el mundo por áreas. La NSA cubre las Américas. Ahí entramos nosotros, nuestro Gobierno y PDVSA.
Su contraparte británica es
responsable de toda Europa, África y Rusia occidental. Australia se
ocupa del sudeste Asiático, el Pacífico Sur y el Océano Índico. Nueva
Zelandia atiende el Sur del Pacífico y la colección de Estados
archipiélagos que ello supone. A las espectaculares estaciones
terrestres se les ha sumado una red de satélites de órbita baja (es
decir, no geoestacionarios como los de la TV) que pueden intervenir y
eventualmente interferir desde nuestro celular hasta nuestro viejo fax,
pasando por el correo electrónico, las microondas, codificadas o no; y
se dice que hasta los cables de fibra óptica. Esta red satelital ha
catapultado hasta lo inimaginable el valor de las estaciones receptoras
de Ukusa en todo el mundo. Según The Guardian y www.bilderberg.org, lo que fue considerado un “error” de un programador de Microsoft, permitió saber que la NSA
incorporó un código especial secreto de acceso construido dentro del
sistema Windows. Se salvaron las primeras versiones del 95 y las
anteriores.
Según la misma fuente, Lotus construyó una llamada trampa de “ayuda de información” para la NSA.
Esto permite montar “caballos de troya” en cualquier sistema de
computadora. Todo este océano de palabras y data va a parar a la más
gigantesca batería de supercomputadoras creadas por el hombre.
Permanentemente, seleccionan palabras clave del llamado “Diccionario Echelon”[6] y, cuando marcan? alguna de ellas consideradas de interés, invariablemente se le sigue el rastro...
El gran viraje. Con todo este
potencial humano y capacidad instalada, fue casi automático pasar del
espionaje militar al espionaje industrial e institucional.
En 1990 el semanario alemán Der Speigel [7] reveló que la NSA interceptó mensajes sobre un negocio de 200 millones de dólares entre Indonesia y la compañía japonesa de satélite NEC Corp. Bush padre, el único presidente que fue Director de la CIA, intervino en defensa de la competencia estadounidense y el contrato fue repartido entre NEC y la AT&T. En 1993 Clinton le pidió a la CIA
espiar a un fabricante de autos japoneses que estaba diseñando un
automóvil con cero emisión contaminante. La información fue pasada a
Ford, General Motors y Chrysler.
En 1994, la CIA y la NSA interceptaron llamadas telefónicas entre funcionarios brasileños y la firma francesa Thomson CSF respecto del sistema de radar que Brasil quería instalar.
La firma estadounidense Raytheon competía por el proyecto y recibió la información interceptada.
Ese mismo año los Estados Unidos y la Unión Europea batallaban duramente sobre acuerdos comerciales en el GATT [8].
Sospechosamente reunión tras reunión los representantes estadounidenses
parecían conocer de antemano lo que iban a argumentar los europeos y
presentaban contrapropuestas difíciles de superar.
La CIA había penetrado las computadoras de la Comisión Europea. Francia puso el grito en el cielo, literalmente, cuando la Airbus Industries perdió un jugoso contrato ya casi ganado, y salieron triunfantes la Boeing y McDonnell Douglas. Los fabricantes estadounidenses habían recibido información privilegiada por la misma vía.
Libre competencia. En 1995 el New York Times informó que la NSA y la estación Tokyo de la CIA le dieron información al Representante de Comercio de los Estados Unidos Mickey Kantor y su equipo para con ventaja para las negociaciones en Ginebra. Y más recientemente el periódico japonés Mainichi acusó a la NSA de seguir penetrando las comunicaciones de compañías japonesas para favorecer a sus competidoras estadounidenses. En 1997 Insight Magazine publicó una serie de?
artículos sobre una orden de Clinton a la NSA y al FBI para montar una
operación masiva de espionaje electrónico durante la Conferencia
Económica Asia Pacífico.
Una fuente de inteligencia dijo que
300 habitaciones de hotel en Seattle fueron cableadas para obtener
información sobre “petróleo” y acuerdos hidroeléctricos pendientes en
Vietnam. La información fue pasada a compañías interesadas en estos
contratos las que, casualmente, hicieron grandes contribuciones a la
campaña demócrata. Incluso perjudicaron a negociantes estadounidenses.
Cuando Vietnam tenía
casi comprados dos Boeing 737 usados (tipo “Camastrón”), el trato lo
cerró a favor de la Boeing el propio Secretario de Comercio, Ron Brown,
quien ofreció financiamiento especial y logró desplazar al oferente
privado estadounidense colocando dos 737 nuevos. ¿Qué no decir cuando se
trata de intereses petroleros? Puede que sea una simple coincidencia.
Pero las Directivas de PDVSA
que entregaron o aceptaron que el cerebro informático de nuestra
Industria esencial quedara en manos ajenas a la misma, es decir, INTESA. Quizá no se enteraron que INTESA es subsidiaria de SAIC de Estados Unidos.
Esta última tiene y ha tenido en su “Nómina Ejecutiva” tal colección de generales y almirantes retirados, y ex Directores de la CIA, o personalidades vinculadas a áreas de operación de la NSA, y con acceso directo al poder en Washington, que constituirían el “Dream Team”
para cualquier compañía transnacional. Mientras los especialistas
criollos trabajaban de sol a sol para recuperar el control del área
informática, PDVSA, una de las empresas más tecnificadas del mundo, llegó por un momento a depender del fax.
Walter Martinez
NOTA del EDITOR del “TPS”:
Fiel a
la tarea informativa, formativa y pedagogica intrinseca a nuestro
trabajo y en arras de hacer accesible a la mayoría de los lectores la
inteligibilidad de este exelente análisis del destacado análista
político internacional WALTER MARTINEZ, el “TPS” se tomó
la libertad de resaltar, subrayar, poner colores y cursiva a algunas
palabras y de agregar las siguientes anotaciones con el fin de una mayor
difusión y mejor compresión de parte de quienes no son familiarizados
con el idioma inglés o temas de esta naturaleza:
[2] GCHQ: Comandacia General de Comunicaciones del Reino Unido,
[3] CSE: Establecimiento de la Seguridad Comunicacional de Canadá,
[4] DSD: Directorado Australiano de la Defensa de la Seguridad,
[5] GCSB: Bureau General de la Seguridad de la Comunicación de Nueva Zelandia
[6] “Diccionario Echelon”: Es
la lista de una serie de palabras (CIA, FBI, TERRORISM, SECURITY,
DRUGS, DEFENSE, ARMS etc.), las cuales son programadas para ser detectas
por el sistema de vigilancia electrónica y hacen que la conversación
telefoníca, el Fax o el correo electrónico, que las contiene, sea
AUTOMATICAMENTE grabado para su posterior análisis y clasificación por
los análistas de las Agencias arriba mencionadas. Claro que eso se
aplica solamente a la correspondencia que emana en primer lugar de
Instituciones o Agencias estatales y de empresas importantes del punto
de vista económico-estrategico- comercial que son bajo vigilancia, por
ser competidores de o presentar interés especial para las antes
mencionadas Agencias anglo-sajonas. La lista de palabras que integran dicho diccionario la tiene el “TPS”, y será publicada posteriormente como parte de un trabajo más amplio, sobre el sistema de espionaje electrónico “ECHELON”, que estamos preparando.
[7] “Der Speigel”: (El Espejo), diario alemán, muy bien informado y de renomé mundial.
[8] GATT: Acuerdo sobre el Comercio Global.
Mas info:
La Agencia de Seguridad Nacional te está vigilando
Tres ciudadanos
estadounidenses fueron objeto de vigilancia a nivel nacional: un
funcionario de inteligencia del gobierno, una cineasta y un hacker.
Ninguno de ellos fue acusado de haber cometido algún delito, sin
embargo, fueron rastreados, vigilados, detenidos (en algunos casos a
punta de pistola) e interrogados sin tener acceso a un abogado. Todos
ellos están decididos a enfrentarse a los crecientes ataques del
gobierno contra quienes se oponen a sus políticas.
El funcionario de inteligencia, William Binney, trabajó durante más de 40 años en la Agencia de Seguridad Nacional (NSA, por sus siglas en inglés), el organismo de espionaje estadounidense que hace parecer pequeña a la CIA. Como director técnico del Grupo de Información de Análisis Geopolítico y Militar Mundial, Binney tenía la tarea de “determinar cómo podíamos resolver la recopilación y el análisis de información sobre asuntos militares y de geopolítica en todo el mundo, en cada país del mundo”. En la década de los 90, la NSA desarrolló un amplio sistema de escuchas telefónicas cuyo nombre en clave era ThinThread y que, según afirma Binney, respetaba la protección de la privacidad de los ciudadanos estadounidenses consagrada en la Constitución. Recordó que “después del 11 de septiembre, la NSA abandonó el respeto por la privacidad de los ciudadanos y la Casa Blanca, la NSA y la CIA decidieron eliminar las protecciones a los ciudadanos estadounidenses y vigilar las comunicaciones a nivel nacional. De modo que comenzaron a recopilar información a través de una empresa comercial. La empresa que sé que participó proporcionó probablemente en promedio 320 millones de registros de comunicaciones entre ciudadanos estadounidenses dentro del país”. Debido a que el espionaje generalizado a nivel nacional se convirtió en la norma, Binney renunció el 31 de octubre de 2001.
Binney, al igual que otros funcionarios de la NSA, expresó sus preocupaciones al Congreso y al Departamento de Defensa. Poco después, en el año 2007, cuando el entonces Fiscal General Alberto Gonzales estaba siendo interrogado en Capitol Hill acerca del espionaje a nivel nacional al que Binney se oponía, una docena de agentes del FBI irrumpieron en su casa con sus armas desenfundadas, apartaron del camino a su hijo y encontraron a Binney en la ducha. A pesar de que había sido amputado a causa de la diabetes, le apuntaron a la cabeza y lo obligaron a dirigirse al porche trasero para interrogarlo.
Esa mañana el FBI irrumpió en las casas de otros tres ex funcionarios de inteligencia. William Binney dijo sobre la redada del FBI: “Lo que realmente estaban haciendo era utilizar el castigo y la intimidación para evitar que fuéramos al Comité Judicial del Senado a decirles 'Esto es lo que Gonzales omitió contarles'.” Binney nunca fue acusado de ningún delito.
La cineasta, Laura Poitras, es una documentalista nominada a los premios Oscar. Sus más recientes documentales son “My country, my country”, que trata de la ocupación de Estados Unidos en Irak, y “The Oath”, documental que filmó en Yemen. Desde 2006 Poitras ha sido detenida e interrogada en aeropuertos al menos 40 veces, le han confiscado su computadora y sus cuadernos de notas y presuntamente los copiaron, sin autorización judicial. La última vez, el 5 de abril, intentó tomar notas durante su detención pero los agentes le dijeron que dejara de hacerlo por considerar que el bolígrafo podía ser utilizado como arma.
Poitras me dijo: “Dijeron que la lapicera podía ser un arma peligrosa, que la lapicera representaba una amenaza para ellos. Yo estaba rodeada de agentes de frontera que llevaban armas, y al sacar una lapicera, la encuentran amenazante... Siento que no puedo hablar del trabajo que hago ni en mi propia casa. Tampoco en mi lugar de trabajo, ni por teléfono y a veces ni siquiera en mi propio país. De modo que el efecto intimidante es muy grande”.
El hacker, Jacob Appelbaum, trabaja como investigador de seguridad informática para una organización sin fines de lucro llamada Tor Project (torproject.org), que desarrolló un programa de software libre que permite realizar búsquedas en Internet en forma anónima y de ese modo evadir la vigilancia del gobierno. Tor fue en realidad creado por la Armada de Estados Unidos y ahora lo desarrollan y mantienen Appelbaum y sus colegas. El programa es utilizado por activistas de todo el mundo para comunicarse a través de Internet y es utilizado además por el controvertido sitio WikiLeaks para proteger a quienes les envían los documentos filtrados que publican. Appelbaum trabajó como voluntario para WikiLeaks, lo que provocó una fuerte vigilancia del gobierno de Estados Unidos sobre él.
Appelbaum habló en lugar de Julian Assange, el fundador de WikiLeaks, en una conferencia denominada Hackers en el Planeta Tierra ( HOPE ), ya que se temía que Assange fuera arrestado. Comenzó su charla diciendo: “Hola a todos mis amigos y admiradores que me siguen a través de las operaciones de vigilancia nacional e internacional. Estoy aquí hoy porque creo que podemos hacer un mundo mejor. Lamentablemente Julian no puede venir porque no vivimos en ese mundo mejor”. Appelbaum también fue detenido al menos una docena de veces en aeropuertos. Describió así lo que sucedió en una de las ocasiones: “Me pusieron en una habitación especial donde me cachearon, me pusieron contra una pared. ...Otro me tomó de las muñecas. ...El mensaje era que si no hacía un acuerdo con ellos, sería abusado sexualmente en prisión. ...Se llevaron mis teléfonos celulares y mi computadora portátil, pero luego me los devolvieron. Básicamente querían hacerme preguntas sobre la guerra de Irak, la guerra de Afganistán, saber cuál era mi opinión política”.
Le pregunté a William Binney si creía que la Agencia de Seguridad Nacional tenía copias de todos los correos electrónicos que envío dentro de Estados Unidos, a lo que respondió: “Sí, creo que tienen la mayoría”.
Binney contó que dos senadores de Estados Unidos, Ron Wyden de Oregon y Mark Udall de Colorado, expresaron preocupación acerca de la vigilancia, pero que no han hablado públicamente ya que, según él, perderían sus bancas en el Comité Selecto del Senado sobre Inteligencia. Mientras tanto, el Congreso se encamina a votar la Ley de Intercambio y Protección de Información de Inteligencia Cibernética, conocida como CISPA (por sus siglas en inglés). Quienes defienden la libertad en Internet se oponen a este proyecto de ley porque sostienen que legalizará lo que, de hecho, la NSA ya está haciendo de manera ilegal.
Antes de votar la ley CISPA, los congresistas, a quienes les gusta citar a los fundadores del país, deberían recordar estas palabras de Benjamin Franklin: “Quienes estén dispuestos a renunciar a la libertad fundamental a cambio de seguridad temporal no merecen ni la libertad ni la seguridad”.
Amy Goodman es la conductora de Democracy Now!, un noticiero internacional que se emite diariamente en más de 550 emisoras de radio y televisión en inglés y en más de 350 en español. Es co-autora del libro "Los que luchan contra el sistema: Héroes ordinarios en tiempos extraordinarios en Estados Unidos", editado por Le Monde Diplomatique Cono Sur.
Denis Moynihan colaboró en la producción periodística de esta columna. © 2012 Amy Goodman
Texto en inglés traducido por Mercedes Camps. Edición: María Eva Blotta y Democracy Now! en español, spanish@democracynow.org
http://www.rebelion.org/ noticia.php?id=148721
El funcionario de inteligencia, William Binney, trabajó durante más de 40 años en la Agencia de Seguridad Nacional (NSA, por sus siglas en inglés), el organismo de espionaje estadounidense que hace parecer pequeña a la CIA. Como director técnico del Grupo de Información de Análisis Geopolítico y Militar Mundial, Binney tenía la tarea de “determinar cómo podíamos resolver la recopilación y el análisis de información sobre asuntos militares y de geopolítica en todo el mundo, en cada país del mundo”. En la década de los 90, la NSA desarrolló un amplio sistema de escuchas telefónicas cuyo nombre en clave era ThinThread y que, según afirma Binney, respetaba la protección de la privacidad de los ciudadanos estadounidenses consagrada en la Constitución. Recordó que “después del 11 de septiembre, la NSA abandonó el respeto por la privacidad de los ciudadanos y la Casa Blanca, la NSA y la CIA decidieron eliminar las protecciones a los ciudadanos estadounidenses y vigilar las comunicaciones a nivel nacional. De modo que comenzaron a recopilar información a través de una empresa comercial. La empresa que sé que participó proporcionó probablemente en promedio 320 millones de registros de comunicaciones entre ciudadanos estadounidenses dentro del país”. Debido a que el espionaje generalizado a nivel nacional se convirtió en la norma, Binney renunció el 31 de octubre de 2001.
Binney, al igual que otros funcionarios de la NSA, expresó sus preocupaciones al Congreso y al Departamento de Defensa. Poco después, en el año 2007, cuando el entonces Fiscal General Alberto Gonzales estaba siendo interrogado en Capitol Hill acerca del espionaje a nivel nacional al que Binney se oponía, una docena de agentes del FBI irrumpieron en su casa con sus armas desenfundadas, apartaron del camino a su hijo y encontraron a Binney en la ducha. A pesar de que había sido amputado a causa de la diabetes, le apuntaron a la cabeza y lo obligaron a dirigirse al porche trasero para interrogarlo.
Esa mañana el FBI irrumpió en las casas de otros tres ex funcionarios de inteligencia. William Binney dijo sobre la redada del FBI: “Lo que realmente estaban haciendo era utilizar el castigo y la intimidación para evitar que fuéramos al Comité Judicial del Senado a decirles 'Esto es lo que Gonzales omitió contarles'.” Binney nunca fue acusado de ningún delito.
La cineasta, Laura Poitras, es una documentalista nominada a los premios Oscar. Sus más recientes documentales son “My country, my country”, que trata de la ocupación de Estados Unidos en Irak, y “The Oath”, documental que filmó en Yemen. Desde 2006 Poitras ha sido detenida e interrogada en aeropuertos al menos 40 veces, le han confiscado su computadora y sus cuadernos de notas y presuntamente los copiaron, sin autorización judicial. La última vez, el 5 de abril, intentó tomar notas durante su detención pero los agentes le dijeron que dejara de hacerlo por considerar que el bolígrafo podía ser utilizado como arma.
Poitras me dijo: “Dijeron que la lapicera podía ser un arma peligrosa, que la lapicera representaba una amenaza para ellos. Yo estaba rodeada de agentes de frontera que llevaban armas, y al sacar una lapicera, la encuentran amenazante... Siento que no puedo hablar del trabajo que hago ni en mi propia casa. Tampoco en mi lugar de trabajo, ni por teléfono y a veces ni siquiera en mi propio país. De modo que el efecto intimidante es muy grande”.
El hacker, Jacob Appelbaum, trabaja como investigador de seguridad informática para una organización sin fines de lucro llamada Tor Project (torproject.org), que desarrolló un programa de software libre que permite realizar búsquedas en Internet en forma anónima y de ese modo evadir la vigilancia del gobierno. Tor fue en realidad creado por la Armada de Estados Unidos y ahora lo desarrollan y mantienen Appelbaum y sus colegas. El programa es utilizado por activistas de todo el mundo para comunicarse a través de Internet y es utilizado además por el controvertido sitio WikiLeaks para proteger a quienes les envían los documentos filtrados que publican. Appelbaum trabajó como voluntario para WikiLeaks, lo que provocó una fuerte vigilancia del gobierno de Estados Unidos sobre él.
Appelbaum habló en lugar de Julian Assange, el fundador de WikiLeaks, en una conferencia denominada Hackers en el Planeta Tierra ( HOPE ), ya que se temía que Assange fuera arrestado. Comenzó su charla diciendo: “Hola a todos mis amigos y admiradores que me siguen a través de las operaciones de vigilancia nacional e internacional. Estoy aquí hoy porque creo que podemos hacer un mundo mejor. Lamentablemente Julian no puede venir porque no vivimos en ese mundo mejor”. Appelbaum también fue detenido al menos una docena de veces en aeropuertos. Describió así lo que sucedió en una de las ocasiones: “Me pusieron en una habitación especial donde me cachearon, me pusieron contra una pared. ...Otro me tomó de las muñecas. ...El mensaje era que si no hacía un acuerdo con ellos, sería abusado sexualmente en prisión. ...Se llevaron mis teléfonos celulares y mi computadora portátil, pero luego me los devolvieron. Básicamente querían hacerme preguntas sobre la guerra de Irak, la guerra de Afganistán, saber cuál era mi opinión política”.
Le pregunté a William Binney si creía que la Agencia de Seguridad Nacional tenía copias de todos los correos electrónicos que envío dentro de Estados Unidos, a lo que respondió: “Sí, creo que tienen la mayoría”.
Binney contó que dos senadores de Estados Unidos, Ron Wyden de Oregon y Mark Udall de Colorado, expresaron preocupación acerca de la vigilancia, pero que no han hablado públicamente ya que, según él, perderían sus bancas en el Comité Selecto del Senado sobre Inteligencia. Mientras tanto, el Congreso se encamina a votar la Ley de Intercambio y Protección de Información de Inteligencia Cibernética, conocida como CISPA (por sus siglas en inglés). Quienes defienden la libertad en Internet se oponen a este proyecto de ley porque sostienen que legalizará lo que, de hecho, la NSA ya está haciendo de manera ilegal.
Antes de votar la ley CISPA, los congresistas, a quienes les gusta citar a los fundadores del país, deberían recordar estas palabras de Benjamin Franklin: “Quienes estén dispuestos a renunciar a la libertad fundamental a cambio de seguridad temporal no merecen ni la libertad ni la seguridad”.
Amy Goodman es la conductora de Democracy Now!, un noticiero internacional que se emite diariamente en más de 550 emisoras de radio y televisión en inglés y en más de 350 en español. Es co-autora del libro "Los que luchan contra el sistema: Héroes ordinarios en tiempos extraordinarios en Estados Unidos", editado por Le Monde Diplomatique Cono Sur.
Denis Moynihan colaboró en la producción periodística de esta columna. © 2012 Amy Goodman
Texto en inglés traducido por Mercedes Camps. Edición: María Eva Blotta y Democracy Now! en español, spanish@democracynow.org
http://www.rebelion.org/
No hay comentarios:
Publicar un comentario