domingo, 17 de junio de 2012

LA ECONOMÍA POST MEGACANJE KIRCHNER

enviado el 9/12/06

 La "política secreta" del Gobierno: ¿un Plan de Ajuste al revés?



Escribe el Lic. Héctor Giuliano (*)


La Política Económica del actual Gobierno en materia de Deuda Pública
pareciera, en principio, difícil de definir; pero ello no se da tanto
por la controversia que susciten sus acciones sino por la falta de
acceso a informaciones clave de su Administración.




Los hechos concretos permiten plantear tres interpretaciones o
hipótesis explicativas de la Política Económica, que se generan en el
problema de la Deuda Pública y se proyectan desde allí a toda la
Política Nacional:


El Gobierno no tiene Política Económica,

Como un derivado de lo anterior, la Administración no tiene otro
remedio que vivir "tapando agujeros", y

El Gobierno tiene una Política Económica pero no lo dice, porque se
trata de una "política secreta".

En opinión del Autor, la respuesta a este interrogante estaría dada
por una combinación de los puntos 2 y 3; y por ello el objeto de este
trabajo es tratar de desentrañar cuáles son los lineamientos de esa
"política secreta" del presidente Kirchner.






Tomando como base los indicadores económicos positivos que se
registran en la actualidad, resulta algo complejo deslindar en esto
los méritos propios del actual Gobierno y los efectos de una "bonanza
general" que se está dando en nuestro país y en gran parte de
Iberoamérica.



Esto ocurre porque el Mundo se encuentra inmerso hoy en una nueva ola
de Petrodólares y porque la presión de tal exceso de Capitales
Financieros Internacionales amenaza una nueva o Tercera Ola de
Endeudamiento (después de la Deuda Vieja de la década del ´70 y de la
Deuda Nueva de la década del ´90).



A esta nueva oleada de petrodólares – que va unida al ingreso de
fondos tradicionales y crecientes provenientes del narcotráfico, el
comercio de armas y otros rubros ilícitos – se la denomina con el
eufemismo "alta liquidez mundial".



Uno de los problemas más graves que afronta nuestro país en estos días
es precisamente la presión de estos capitales para abrir un nuevo
ciclo de endeudamiento público que se agregue al ya insostenible nivel
de Deuda que mantiene la Argentina.







LA DEUDA COMO CONDICIONANTE TOTAL.

La Deuda Pública – lo hemos dicho muchas veces – es un condicionante,
total y absoluto, de las Finanzas Públicas y de la Política Económica
en general.



Si no se entiende esto, no se entiende nada de Finanzas, de Economía y
de Política, ya que los Ciclos Políticos dependen cada vez más de los
Ciclos Financieros vinculados al Endeudamiento del Estado.



Dentro de este esquema se habló y se sigue hablando de Crisis en forma
genérica, omitiendo precisar que este tipo de Crisis es Financiera
antes que Económica; y que a lo que debiéramos referirnos, en
realidad, es concretamente a las Crisis de Deuda, que son cíclicas y
forman parte del Sistema de la Deuda.



Es el Sistema de Deuda Perpetua, que está regido por la Lógica de la
Usura, según la cual el Deudor nunca deja de ser Deudor.



Por eso, el inicio de nuestro análisis empieza por preguntarnos si
realmente la Argentina, después del default de Diciembre de 2001, ha
salido o no de su Crisis de Deuda.





CUADRO DE SITUACIÓN.



Según cifras oficiales al 30.6.06 el stock de Deuda Pública es de
156.000 MD. (1)



Esta cifra es incompleta, porque no están incluidos aquí los Intereses
que se capitalizan por anatocismo durante el primer decenio del
Megacanje Kirchner del 2005 – algo más de 12.000 MD – y no está tomada
la incidencia de la actualización de los bonos en pesos indexados por
Inflación. (2)



La Argentina tendría que hacer frente a Intereses Devengados del orden
de los 8.000 MD por año (3) pero las previsiones de pago
presupuestarias son de aproximadamente la mitad: 3.500 MD en el 2006
(que ya se han incrementado en unos 1.000 MD adicionales) y 4.500 MD
para el 2007.



Hoy nuestro país estaría teniendo así un aumento "inercial" de casi
10.000 MD anuales en el stock de su Deuda Pública: 5.500 MD por ajuste
según CER (producto de un saldo de Deuda emitido en Pesos por un
equivalente a 54.500 MD, indexado por Inflación del 10 %) y
aproximadamente otros 4.000 MD de intereses capitalizados por
anatocismo (la diferencia correspondiente a Intereses Devengados menos
Intereses Pagados).



Paralelamente, está el problema que nuestro país no Amortiza Capital,
sino que renueva continuamente los vencimientos que se producen del
Principal de la Deuda, salvo una mínima parte que se está pagando de
bonos en pesos.



Esto significa que la Argentina no sólo no está bajando su stock de
Deuda sino que, por el contrario, la viene incrementando.



El Ministerio de Economía estima los vencimientos de Capital - en
forma bajista - en el orden de los 10.000 MD anuales, pero la cifra
real estaría entre 13 y 15.000 MD. Y con un saldo de Deuda que no
desciende, porque no está previsto amortizar.



ESTO QUIERE DECIR, ENTONCES, QUE SI UN DEUDOR – EN ESTE CASO, EL
GOBIERNO ARGENTINO – NO PUEDE AMORTIZAR CAPITAL Y SÓLO PAGA
APROXIMADAMENTE LA MITAD DE LOS INTERESES, ESE DEUDOR SE ENCUENTRA EN
VIRTUAL DEFAULT.



Una situación así sólo puede sostenerse mientras medie el roll over o
renovación permanente de las obligaciones; y ello se hace a costa de
tomar nueva Deuda a tasa más cara.



El piso del actual endeudamiento público argentino estaría en el nivel
de los 170.000 MD reales, y no de los 156.000 MD consignados por el
Ministerio de Economía, porque al saldo declarado oficialmente hay que
sumarle los intereses capitalizados y las indexaciones de Deuda
citadas.



Con el agravante que debiéramos contemplar aquí, además, la Deuda
Cuasifiscal del Banco Central (BCRA) – en Letras y Notas – que suma el
equivalente a otros 13.000 MD (unos 40.000 M$), por tratarse de un
endeudamiento a través de una "ventanilla lateral" del Estado.



El piso de endeudamiento pasa así los 180.000 MD – un valor cercano al
PBI, que para fin de este año se prevé del orden de los 200.000 MD – y
ello, sin contar la valorización de las Unidades Ligadas al
Crecimiento (ULPBI), cuyo monto ha sido estimado por Javier Llorens y
Mario Cafiero en el orden de los 30.000 MD más.



No están incluídas en este total las Deudas Consolidadas de las
Provincias y Municipios, ni la de los Fondos Fiduciarios y las
Empresas del Estado.



El punto de situación actual de la Argentina, por lo tanto, más allá
de los resultados positivos inmediatos que muestran los indicadores
económicos, desde el punto de vista financiero es de virtual default
frente a una Deuda que sigue siendo Impagable.





EL ORIGEN DE LA CRISIS.



Para entender cómo y por qué se ha llegado a esta situación después de
la declaración de cesación de pagos y de la salida de la
Convertibilidad, es necesario hacer unas breves reflexiones sobre la
génesis de la Crisis de Deuda del 2001 y su modo de resolución hasta
la fecha. (4)



EL PLAN DE CONVERTIBILIDAD FRACASÓ y este fracaso se produjo pese a su
sostenimiento artificial durante una década a través del ingreso
regular de una masa de Capitales Financieros que cubrían los déficit
de Balanza de Pagos.



Pero la Causa de tal fracaso estuvo ligada más al Sistema de la Deuda
que a la Convertibilidad en sí misma, que era sólo un instrumento o
herramienta para facilitar la Política de Endeudamiento Público.



La esencia de este Plan era la instauración de una Economía
Dolarizada, con la fijación de un Tipo de Cambio fijo y Peso
sobrevaluado.



Esta "receta" tenía por finalidad que la Argentina – al convertir su
recaudación fiscal obtenida en pesos a dólares según una paridad
convencionalmente baja de 1 a 1 – estuviera en condiciones de
transferir al Exterior mayores fondos para pago de los Servicios de
Intereses de la Deuda Pública.



Por regla general, en efecto, un Tipo de Cambio bajo conviene al
Sector Financiero Externo Acreedor y a las Empresas – extranjeras y
argentinas – que remiten Utilidades fuera del país.



Al disponer de más divisas – fundamentalmente dólares – las
posibilidades de un Endeudamiento Público adicional crecían también,
con la supuesta ventaja de aumentar artificiosamente la capacidad de
pago de la Argentina gracias a la política de dólar barato.



En este sentido EL PLAN DE CONVERTIBILIDAD (1991) FUE UN PRE-REQUISITO
DEL PLAN BRADY (1992/93), porque sirvió para contratar la
reestructuración de Deuda y las nuevas operaciones de Endeudamiento
Público: la DEUDA NUEVA de la Década del ´90.



Pero este Plan fracasó, y lo hizo estrepitosamente aunque las causales
de tal fracaso no han sido todavía suficientemente estudiadas,
analizadas y - mucho menos - difundidas.



Como en tantos otros hechos concretos de nuestra Historia
Contemporánea, también en el caso de la Crisis de Deuda del 2001 se
soslaya profundizar las causas de la debacle y se pone más énfasis en
los Efectos de la misma que en sus orígenes o Causas.



La razón  fundamental de la Crisis del 2001 fue la Deuda: el
endeudamiento irresponsable sin capacidad de repago de la Argentina
sostenido, en principio, bajo la "ilusión óptica" de la Política de
Dólar Barato.





LA SALIDA DE LA CRISIS.



La causa inmediata o detonante de la Crisis del 2001 fue la
imposibilidad de seguir afrontando el pago de los Intereses de la
Deuda Pública (que en ese ejercicio sumaban más de 11.000 MD).



Esto ocurría porque nuestro país no sólo no podía reciclar mas Deuda -
cuyos vencimientos por Capital pasaban los 20.000 MD anuales – sino
que no podía siquiera cumplir con la tercera parte de sus Intereses.



Es decir – y esto es importante repetirlo - que el default sobrevino
(como una suerte de "muerte anunciada" y conocida como tal por los
grandes acreedores) cuando ya no pudo enmascararse más la insolvencia
fiscal de la Argentina para responder a los compromisos tomados con
total irresponsabilidad y sin capacidad de repago.



El problema que se planteaba – no ya a nuestro país sino a sus
acreedores – era cómo podía restablecerse, a mediano plazo, la
Política de Endeudamiento después del crack inevitable, que se
avizoraba desde Abril de 2001, según lo demuestra la evolución de la
salida de divisas entre esa fecha y la instauración del Corralito, a
principios de Diciembre de ese año. (5)



La Argentina ya estaba en virtual default, un default que era
perceptible desde el fracaso del Blindaje del año 2000, el
incumplimiento reiterado con los Organismos Multilaterales de Crédito
y el negociado de divisas producido con el último reembolso del FMI en
Setiembre de 2001.



Cuando el régimen de Convertibilidad ya no podía ser usado más para
soportar el sobreendeudamiento externo, vino entonces el inexorable
"blanqueo" de la realidad y la preparación de la salida del esquema
fracasado.



En ese momento se presentaban básicamente tres tipos de alternativas
para el Gobierno: Dolarización, Devaluación y Moneda Paralela.



La Dolarización – sostenida por el ex presidente Menem – no era
"solución" para los Acreedores Externos porque, con o sin
dolarización, el país no tenía capacidad de pago para cubrir los
servicios de la Deuda.



La Devaluación implicaba el riesgo de proyección a los precios
internos, desatando una espiral hiperinflacionaria.



La utilización de una moneda paralela o "moneda-muleto" – planteada
bajo el efímero gobierno Rodríguez Saá con la idea del "Argentino" -
cualquiera sea el grado de desprolijidad con que pudiera haber sido
llevada a cabo en esas circunstancias estaba, sin embargo, en la
dirección correcta porque consistía en no salir, por lo menos en forma
inmediata, de la paridad 1 a 1 y mediatizaba esa salida mientras se
re-estabilizaba la Economía con grandes emprendimientos públicos y se
investigaba la Ilegitimidad de la Deuda Externa; y todo ello se hacía
con la puesta en circulación de una segunda o tercera moneda (según se
la mida con respecto al peso o con respecto al dólar).



En opinión del Autor de este Trabajo el Golpe de Estado Institucional
que se movió entonces contra el presidente Rodríguez Saá estuvo
directamente relacionado con frustrar este intento de utilizar una
moneda paralela para salir de la Convertibilidad e imponer, en cambio,
una devaluación que llevara a una nueva paridad ajustada del tipo de
cambio, a un compás de espera en el default y a la preparación de un
nuevo ciclo futuro de Endeudamiento.



La diferencia fundamental entre las dos alternativas planteadas –
Moneda Paralela versus Devaluación - residía en que la opción
devaluatoria implicaba desatar una alta inflación interna que debía
ser controlada a través de la caída del Salario Real (para frenar, en
la medida de lo posible, su traslado a Precios) y que la nueva paridad
futura del peso con respecto al dólar tenía que ser sostenida con un
"salvataje" externo post-default (se hablaba entonces de un paquete de
créditos por unos 25.000 MD, que supuestamente actuarían como
reconstitución de Reservas de respaldo a la Base Monetaria).



La imposición de la Devaluación frente a la alternativa de emitir
moneda paralela significaba, en la práctica, absorber las
cuasi-monedas (LECOP nacional y bonos provinciales) transformándolas
en Deuda Pública, "nacionalizar" las Deudas Públicas Provinciales (la
mayoría de ellas, tanto o más ilegitimas que las del Estado Central)
y buscar una estabilización bajo nueva paridad monetaria, para volver
así al Mercado de Capitales a los fines de reestructuración de la
Deuda., sin cuestionamientos de ningún tipo.



Esta forma de salida constituía y configuró LA PARADOJA DE SALIR DE
UNA CRISIS DE DEUDA PRECISAMENTE CON MÁS ENDEUDAMIENTO.





EL "ÉXITO" DE LAVAGNA.



El hombre que "piloteó" esta forma de salida de la Convertibilidad a
través de la alternativa Devaluación – inmediatamente después del
"trabajo sucio" de la renuncia a la paridad 1 a 1 por Remes-Lenicov y
la consiguiente disparada inflacionaria – fue el Dr. Roberto Lavagna,
Ministro de Economía de las administraciones Duhalde y Kirchner.



EL GRAN "ÉXITO" DEL DR. LAVAGNA FUE HABER LOGRADO QUE LA
MACRO-DEVALUACIÓN DEL PESO NO SE TRANSFORMARA EN UNA HIPERINFLACIÓN
INTERNA.



Y eso se consiguió, bajo su gestión, con un altísimo costo financiero,
económico y social: el Corralón de los Depósitos, el subsidio al
Sistema Bancario a través de Redescuentos del Banco Central, la caída
más grande de la Historia Argentina en materia de Salarios Reales y
Jubilaciones, el aumento brutal de la Pobreza y la Indigencia Social;
y la instauración de regímenes asistenciales masivos para hacer frente
a un nuevo estamento poblacional en la Sociedad Argentina: el de la
Pobreza Estructural. Y, lo más importante, sin cuestionar el problema
de la Deuda, que era y es la Causa de la Crisis Argentina.



Funcionalmente hablando, este esquema de salida de la Convertibilidad
fue exitoso, en el sentido de haber logrado los fines de
Estabilización buscados, a costa de los efectos citados, pero sin
"estallidos sociales" y sin cambios sustanciales en la Clase Política.



Los resultados obtenidos en la Argentina fueron así comparativamente
mejores y de mayor magnitud que los producidos con los ajustes
post-default de Rusia en Agosto de 1998 y de Brasil en Enero de 1999.



Ambos antecedentes confirmaron ante los Acreedores Externos que era
posible proceder a una macro-devaluación controlando los efectos
hiperinflacionarios internos a través de una política de gobierno que
soportase la fortísima regresión económica y social derivada de la
Crisis de la Deuda.



La finalidad última de tal esquema de salida de la Convertibilidad -
tal como fue utilizado en la Argentina – era garantizar ante el
Exterior una estabilización a mediano plazo que permitiese retornar lo
más pronto posible al Mercado de Capitales lo que, en buen romance,
significaba volver a endeudarse.





LA POLÍTICA PRESUNTA DEL GOBIERNO.



El dilema principal en la salida de la Convertibilidad era básicamente
cómo superar el problema de los déficit gemelos – fiscal y de balanza
de pagos – provocados por el Endeudamiento Público.



Durante la década del ´90, la Política de Dólar Barato favorecía la
Transferencia de Capitales - a través del libre movimiento de entrada
y salida de divisas con un "seguro de cambio gratuito" y avalado por
Ley  - especialmente para colocaciones financieras locales a tasas de
interés diferenciales mucho más altas que los niveles internacionales.



El stock de Reservas del BCRA se mantenía elevado gracias al ingreso
de Capitales Financieros más que al de Inversiones Extranjeras
Directas (IED) y descansaba sobre la paridad artificial de un peso
sobrevaluado.



Esto se interrumpió con la Crisis de Deuda del 2001, después que la
fuga masiva de Capitales blanqueó la incapacidad de pago del país y
que el corte de la renovación de vencimientos llevó al default de
Diciembre.



Viendo las cosas "desde el otro lado del mostrador" – esto es, en la
visión de nuestros Acreedores – el problema era como restablecer en la
Argentina, a mediano plazo, la estabilización monetaria quebrada, el
mayor recupero posible de los valores de Deuda y como normalizar el
Tipo de Cambio para que el país pudiera encarar un nuevo ciclo de
endeudamiento.



La nueva experiencia – en la Argentina y en parte de Iberoamérica –
era así re-estabilizar la situación con una nueva paridad monetaria,
más alta que la anterior – la Política de Dólar Alto – pero
revirtiendo los déficits gemelos para normalizar los pagos de la
Deuda.



Es decir, resolver el problema de pasar de una Política de
Endeudamiento con Dólar Barato a una  Política de Endeudamiento con
Dólar Caro.



Para ello, el Gobierno Argentino debía producir una suerte de "Plan de
Ajuste al revés", en el sentido de pivotear fuertemente sobre el
aumento de los Recursos mientras se lograba un retraso relativo en los
niveles de Gasto Público.



La macrodevaluación de comienzos del 2002 – que eliminó la alternativa
de moneda paralela pensada bajo Rodríguez Saá - reemplazó las
cuasi-monedas existentes por más Deuda y provocó la más grande
redistribución de ingresos regresiva de la Historia Argentina; y fue
manejada en un marco de importantes cambios en las Finanzas Públicas.



Bajo un régimen de Emergencia Económica que continúa hasta nuestros
días, el Estado pasó a tener una enorme masa de Recursos
Extra-ordinarios, producto de varias fuentes principales:


1. Las Retenciones a las Exportaciones,

2. El Impuesto al Cheque,

3. El atraso de la actualización del Mínimo no Imponible en el
Impuesto a las Ganancias,

4. El mantenimiento igualmente bajo del mínimo para el Impuesto a los
Bienes Personales, y también

5. El IVA, que como Impuesto al Consumo en época de alta Inflación,
sigue generando altos ingresos al Estado.



Paralelamente, el retraso salarial frente a la Inflación derivada de
la Devaluación provocó la mayor caída en los ingresos reales de los
asalariados y jubilados que se tenga memoria, licuando las
Remuneraciones de la Administración Pública y del Sistema Previsional
medidos en términos de dólar; el Desempleo y la Pobreza generalizados
– inicio masivo de una nueva era de Pobreza Estructural en la
Argentina – neutralizó en forma determinante las presiones de recupero
salarial; y el Ajuste de Gastos Públicos sólo fue mitigado,
parcialmente, con el aumento de los Planes Asistenciales paliativos de
la pobreza generalizada que se había producido por la Crisis de la
Deuda.



Con el agravante que gran parte de estos Programas de Asistencia
Social fueron y son financiados con Deuda Externa tomada con los
Organismos Multilaterales de Crédito – Banco Mundial (BM) y Banco
Interamericano de Desarrollo (BID) – préstamos éstos que no tienen,
por definición, capacidad de repago, porque constituye un despropósito
tomar deuda en moneda extranjera para financiar planes sociales que se
pagan en pesos.



Los elevados excedentes fiscales que se están registrando en la
Argentina tienen esta explicación de base y constituyen la batería de
herramientas excepcionales de cuya duración depende la continuidad del
nuevo Modelo de Tipo de Cambio Alto dentro del Sistema de la Deuda
Pública.



El proceso de normalización se afianzó finalmente, luego del
desequilibrio inicial,  con la estabilidad del tipo de cambio a una
"nueva paridad fija" de 3 a 1 – sostenida de hecho por el BCRA (6) –
con la recuperación de los niveles de Reservas en divisas (cuestión
vinculada a lo anterior) y, por último, con la vuelta al Mercado de
Capitales, cuyo punto de nuevo arranque a nivel internacional fue el
Megacanje Kirchner de 2005: el nuevo Plan Brady de la Argentina.





MEGACANJE SIN CAPACIDAD DE REPAGO.



En el trabajo antes citado sobre el Megacanje Kirchner de Junio de
2005 (2), el problema de esta nueva reestructuración de Deuda ha sido
tratado en forma más pormenorizada.



Aquí sólo nos interesa destacar los compromisos y efectos principales
derivados de dicha operación en lo tocante a la falta de capacidad de
pago demostrada por parte del Gobierno.



Es el día de hoy que, pese a la buena cotización de los nuevos títulos
del Megacanje, el Ministerio de Economía todavía sigue sin demostrar
la Solvencia Fiscal a Mediano y Largo Plazo que debiera respaldar las
expresiones de optimismo de sus funcionarios: la página web del
Ministerio, en el rubro Ejercicio de Sustentabilidad de la Deuda
Pública, sigue mostrando una leyenda que dice "página en
construcción".



La Economía Argentina post-Megacanje está signada por tres "agujeros
negros" financieros de muy difícil resolución fiscal: 1. El aumento
inercial de la Deuda Pública en pesos indexados por Inflación (unos
5.500 MD anuales), 2. La existencia de Tasas de Interés crecientes y
la toma de nueva Deuda a tasas más caras (con un piso del 8 % para los
Bonos del Estado y otro entre 6/7 y 12 % para Letras y Notas del BCRA,
respectivamente), y 3. La capitalización de gran parte de los
Intereses (aproximadamente la mitad de los 8.000 MD devengados por
año).



Por eso – como se explicó más arriba – LA DEUDA PÚBLICA ESTÁ CRECIENDO
HOY "INERCIALMENTE" AL RITMO DE UNOS 10.000 MD ANUALES.



Y a ello debe sumársele el "cheque en blanco" constituido por los
cupones ligados al Crecimiento (UL PBI) – que Cafiero y Llorens
estiman en el orden de los 30.000 MD a valores constantes - y por los
compromisos de Recompra anticipada de Deuda (por el equivalente a otro
5 % sobre la diferencia entre las tasas de crecimiento económico
reales y presupuestadas).



Estos conceptos – que se abonan, por primera vez, en Diciembre de este
año – suponen un importe a pagar de unos 800 MD para ambos ítems; y en
el año 2007 pudieran elevarse a más de 1.000 MD.



De hecho, el Gobierno Kirchner está destinando hoy gran parte de los
excedentes de la recaudación fiscal – más de una tercera parte (unos
1.000 MD) – a reforzar los pagos por Intereses de la Deuda.



Los vencimientos de imposible cumplimiento en concepto de Capital, la
potenciación de los Intereses (por tasas de interés crecientes, por
capitalización de intereses y por indexación de bonos en pesos) y los
adicionales a pagar por Unidades ligadas al PBI y por Recompra
anticipada de Deuda constituyen una combinación financiera "explosiva"
cuya magnitud aumenta como "bola de nieve" imparable para la
Argentina.



Este tema – la Deuda sin Capacidad de Repago y el crecimiento de los
compromisos a pagar por encima de las posibilidades fiscales –
configura un cuadro gravísimo dentro de la Política de Estado de
Endeudamiento Público que han venido siguiendo los distintos gobiernos
de nuestro país y que ahora, bajo la Administración Kirchner, está
dando un nuevo "salto cualitativo" que conlleva una Tercera Ola de
Endeudamiento.



Y todo este esquema, que es vendido a la Opinión Pública como producto
de una renegociación supuestamente exitosa, descansa en UN MEGACANJE
QUE NO CIERRA.





CRISIS DE DEUDA Y PERSPECTIVAS.



La Argentina no ha salido de su virtual default: el país no puede
Amortizar Capital y sólo está pagando poco más de la mitad de los
Intereses Devengados de su Deuda Pública.



Esta Deuda es superior a la declarada por el Gobierno Kirchner y está
creciendo – como en la década del ´90 – a un ritmo de aproximadamente
10.000 MD anuales.

La actual Administración está volviendo al Mercado de Capitales
colocando Deuda nuevamente sin demostrar su capacidad de repago,
mientras los sectores vinculados a la Banca Acreedora nos prodigan
elogios y nos "fabrican" buenas notas.



Este proceso está ocultado a la Opinión Pública siguiendo una regla
tradicional: la complicidad entre las Administraciones Gubernamentales
de turno y los Medios de Comunicación masivos que dependen de las
grandes Estructuras de Poder Económico-Financiero.



Pero, más tarde o más temprano, las inconsistencias de este "nuevo
Modelo internacional" que se está ensayando hoy en la Argentina,
después del fracaso del modelo de la Convertibilidad, van a terminar
mostrando inexorablemente sus efectos.



La experiencia internacional parece indicar que los grandes Países
Deudores, como la Argentina, no pueden sostener el cumplimiento de sus
planes económicos y fin...

No hay comentarios: